La industria vitivinícola tiene un potencial de crecimiento en la adopción de tecnologías digitales. Sensores de IoT, inteligencia artificial y blockchain se utilizan para mejorar la producción, la trazabilidad y la eficiencia. La digitalización ayuda a predecir el clima, optimizar la cosecha, monitorear la calidad del suelo y agilizar los procesos. El desafío es incluir a las pymes en este proceso para mantener la competitividad y la calidad del vino.