Desde el cultivo hasta la producción, distribución y comercialización, las estrategias de datos y la incorporación de tecnología están revolucionando la industria vitivinícola en toda la cadena de valor
La adopción de la digitalización en el sector vitivinícola se encuentra aún en un nivel bajo de madurez, pero con una alta tasa de crecimiento potencial. La industria ya comienza a entender cómo una transformación digital disrumpe el negocio a lo largo de toda la cadena: mejora la eficiencia, la productividad, la sostenibilidad y proporciona más transparencia a los consumidores, creando propuestas de valor disruptivas y nuevos modelos de negocio.
Un desafío importante en este sentido es adoptar transformación digital en empresas pequeñas y medianas de producción de vino, teniendo en cuenta dos factores: por un lado que España es el tercer productor mundial tras Italia y Francia, con una producción media en los últimos años de 41 millones de hectolitros, según datos del Observatorio Español del Mercado del Vino (OeMv). Por el otro, es importante destacar que el plan España Digital 2025 es clave para reducir la brecha digital entre las pequeñas y medianas empresas. Actualmente las empresas españolas que utilizan la Inteligencia Artificial y el Big Data son menos del 15%, sin embargo, la Agenda España Digital 2025 establece como objetivo doblar este porcentaje en cinco años.
La digitalización trae grandes beneficios a lo largo de las diferentes etapas de la cadena de valor del vino. Estos incluyen por ejemplo una mejor recopilación de datos en origen (acidez, calidad, peso, etc.) con el objetivo de mejorar la productividad y el rendimiento del viñedo, la trazabilidad del producto, un uso más eficiente de los datos para aumentar la productividad y mejoras que conducen a la introducción de nuevos métodos de distribución y comercialización.
La inteligencia artificial permite automatizar y precisar tareas que hoy llevan a cabo seres humanos, como ser una mejor gestión de cultivos y el control de procesos de calidad en la bodega. Asimismo, la explotación de datos utilizando estas contribuye a la reducción de los costos de suministro dado que permite la implementación de almacenamientos inteligentes.
Yendo un poco más allá, ya existen grandes empresas vitivinícolas que explotan los datos extraídos de imágenes satelitales y GPS en el viñedo. Mediante el uso de drones y satélites, las bodegas pueden recopilar fácilmente datos sobre la madurez, la escasez de agua y la presión de enfermedades en el viñedo, y actuar más rápidamente para preservar la calidad.
Diferentes tipos de tecnología de imágenes remotas permiten asimismo mapear la estructura de un viñedo. Esto habilita a las bodegas a crear mapas 3D de los viñedos, lo que ayuda con la tecnología de robots in situ y la reducción de accidentes. Los robots utilizan toda esa información para fertilización y cosecha y control de inventario y movimiento en bodega.
Es interesante ver cómo -por ejemplo- internet de las cosas revoluciona la industria. Sensores tecnológicos colocados tanto en el viñedo, como en la bodega y la cadena de distribución, recopilan datos que pueden ser información útil tanto para la empresa como para los consumidores, generando valor agregado.
En estos escenarios, los consumidores pueden usar su teléfono inteligente para acceder a códigos QR con información relevante en las botellas. Una combinación blockchain con estos códigos permite que una botella “se convierta en inteligente” y rastree temperatura, humedad, ubicación, a quién se vendió y el precio actual. Tanto el productor como el usuario final podrían obtener información precisa respecto de la trazabilidad del vino, sobre el viñedo del que se obtuvo, cómo se cultivó y elaboró , los aditivos y las reseñas de vinos tanto de expertos como de otros consumidores.
El impacto de las estrategias de datos en la industria del vino tiene un enorme margen de crecimiento. Lo más interesante, es que todo tipo de empresas de la industria pueden -no sólo lograr un mejor rendimiento de los cultivos, el almacenamiento y la distribución – sino que abren un universo aún más extenso de posibilidades para crear propuestas de valor aún más atractivas.
Julio César Blanco – 15 de julio del 2022