Para aprovechar el potencial de la Industria 4.0 nada mejor que la lección de la pandemia: trazar estrategias holísticas y proactivas basadas en la gestión ordenada y sistemática de los datos.
Si la primera Revolución Industrial tuvo que ver con la máquina a vapor y la Segunda con la electricidad, la Tercera y la Cuarta marcan el rumbo hacia la electrónica, la computación y posteriormente la era de los datos, la digitalización y la interconexión.
Pero esta nueva etapa que hoy transitamos, no es alcanzada por todos por igual. Según datos del Foro Económico Mundial, la Segunda Revolución Industrial todavía debe ser experimentada por el 17 % de la población mundial (unos 1.300 millones de personas), ya que carecen de acceso a la electricidad. Mientras que un 50% de la población mundial (casi 4.000 millones) deben experimentar aún la Tercera Revolución Industrial, ya que no tienen acceso a internet.
La pregunta es: ¿Qué pasa en las empresas? ¿Están realmente totalmente preparadas para sacar partido del potencial de la Cuarta Revolución Industrial? La digitalización forzada por la pandemia parece haber allanado el camino, pero no del todo.
¿Qué es lo que hace diferente a la Cuarta Revolución Industrial? No se trata de responder con un proceso de digitalización de forma espástica hacia una demanda -en este caso el cambio de comportamiento surgido por el COVID-19- sino trazar una estrategia donde la empresa sea capaz de tomar decisiones desde un enfoque más holístico, fundamentadas por el volumen de información, Big Data y una política de gestión e inteligencia de datos ordenada, procesada y administrada adecuadamente.
Los datos hablan por sí mismos e indican que en España sólo un 6 % de las empresas han utilizado herramientas de Inteligencia de Datos y Big Data durante 2020. Por otra parte, otros estudios reseñan que el 78% de las empresas que asignan los recursos necesarios para llevar a cabo la transformación digital han tenido éxito en ese proceso. Las organizaciones españolas todavía están lejos de tener una estrategia del dato consistente: el 54% de las empresas que califica de éxito su transformación digital cuentan con un plan tecnológico de datos, mientras que sólo el 13% de las empresas que declaran no estar satisfechas con su proceso de transformación digital disponen de una estrategia de datos y 42% no tienen previsto desarrollarlo.
El estadístico y profesor universitario Edwards Deming decía que: “No es necesario cambiar. La supervivencia no es obligatoria”, pero la pandemia nos ha enseñado que la GRAN pregunta para todas las empresas, sin excepción, ya no es “¿Voy a experimentar alguna disrupción?”, sino “¿Cuándo llegará la disrupción, qué forma adoptará y cómo nos afectará a mi y a mi organización? Con el aprendizaje capitalizado, la lección es no esperar que otro cisne negro puede tomar a las empresas en desventaja.
El proceso de transformación para alcanzar los estándares de la Revolución 4.0 exigen un cambio de estrategia empresarial para, efectivamente, sacar el máximo partido. Si su uso está limitado a hacer ciertos procesos más eficientes se pierden oportunidades de transformación mucho más profundas e innovadoras. Una estrategia integral de empresa 4.0 genera oportunidades para nuevos productos y servicios, un mejor servicio al cliente y modelos de negocio totalmente renovados.
Innovar después de un incendio no es un abordaje estratégico. Es un ejemplo muy real de las empresas y de cómo piensan y diseñan los ciclos de innovación pero el salto debe ser hacia otro modelo que sea capaz de anticiparse y ver las posibilidades de la tecnología desde un enfoque integral y proactivo.