En cada período histórico, las Revoluciones Industriales transformaron los modos de vida. La Cuarta Revolución Industrial es la era donde los datos y la inteligencia artificial marcan el rumbo de la sociedad y la economía
La tecnología sin duda ha marcado el pulso del progreso de la humanidad con cambios que transformaron las sociedades y las economías, marcando verdaderos cambios de época.
En la Primera Revolución Industrial -surgida a mediados del siglo XVIII- la gran protagonista fue la máquina de vapor alimentada con carbón mineral. Este fue el sustento que permitió el impulso a la industria, dado que permitió sustituir a las viejas herramientas artesanales por otro tipo de maquinaria más productiva y reemplazar la energía tanto de personas como de animales por la de las máquinas. La mecanización marcó esta época. Todo esto permitió que se crearan grandes conglomerados industriales de producción principalmente en alimentos y textiles y más tarde en siderurgia y minería. Es el momento del ascenso de la burguesía, el surgimiento de la clase media trabajadora y la urbanización a escala con las fábricas como centro de la vida comunitaria.
La Segunda Revolución Industrial inicia a mediados del siglo XIX y se extiende hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial. Se trata de una época donde emergen nuevas formas de energía como el petróleo. La modernización de los medios de transporte fue otro importante desarrollo tecnológico, con el ferrocarril como protagonista y barcos a vapor más grandes y veloces. Estos medios facilitaron el transporte de mayor cantidad de personas y mercaderías a grandes distancias y en menos tiempo. Los principios del método científico también se comenzaron a adoptar en las fábricas, principalmente en las líneas de montaje, la plataforma de la producción masiva: a principios del siglo XX, Henry Ford produjo en masa el innovador Ford Modelo T, un auto con motor de gasolina. Todos estos cambios permitieron alcanzar un nuevo tipo de empresas marcadas por la producción por inventario, los bajos costos y organización piramidal. Otros inventos míticos que marcaron la época son el telégrafo, el teléfono y el cine.
El inicio de la Tercera Revolución Industrial se señala aproximadamente en la segunda mitad del siglo XX, atravesada por la experimentación con la energía atómica y materiales como el plástico. La producción a demanda y la lógica del descarte marcan esta época. Es la era donde las organizaciones logran trascender fronteras y crecen hasta convertirse en multinacionales globales. Pero también es llamada la “Revolución Digital” porque sienta las bases de lo que viene: en la década de 1950 comenzó el desarrollo de la microelectrónica. La informática crece con cada vez más protagonismo, y la información que antes se consumía o transmitía de manera analógica fue sustituida por los medios digitales. Esta revolución es la que da los cimientos a la transformación digital exponencial que vendrá más adelante, en la cual las empresas buscan mejorar los procesos operativos, la creación de nuevos modelos de negocios y la integración de la experiencia del cliente por medio de la tecnología.
La Cuarta Revolución Industrial hace referencia al momento actual. La primera vez que se mencionó el término fue en 2011, relacionándolo a los cambios que trajeron las TICs (tecnologías de la información y la comunicación) especialmente internet. También conocida como industria 4.0, el gran cambio de esta nueva era es que nunca antes se habían conseguido niveles tan altos de intercomunicación e intercambio de datos.
En su libro sobre esta revolución, el Dr. Klaus Schwab la describe como: “Caracterizada por un Internet mucho más móvil y mundial, por sensores más pequeños y más potentes, y por inteligencia artificial y aprendizaje automático”. De hecho, es la gran era donde Silicon Valley marca el ritmo, con Google, Apple, Facebook, Amazon como grandes protagonistas, transformando a velocidad y radicalmente la manera en que las personas viven, trabajan, se comunican y haciendo realidad todo lo que se inició a mitad del siglo XX.
Los principales factores de cambio incluyen el costo decreciente de la informática, los dispositivos conectados y la facilidad de implementación de algoritmos de inteligencia artificial. Es la época donde abundan los “X as a service” o “todo como servicio”, es decir, todo recurso o actividad tecnológica puede contratarse en formato de servicio y acceder a él mediante la nube. 5G, robótica e internet de las cosas colaboran con el desarrollo de dispositivos autónomos, asistentes inteligentes y toda clase de innovaciones que transforman el mundo físico, digital y hasta biológico.
Aunque algunas veces la Cuarta Revolución y la revolución digital parecen confundirse existen tres factores de diferenciación: el gran volumen de información que se maneja, la alta variabilidad de esta información y la velocidad con la que se requiere sea procesada, con el fin de garantizar altos estándares de calidad. De hecho, estamos produciendo datos de manera exponencial: el volúmen de datos que creamos, capturamos, copiamos y consumimos aumentó casi un 5000% durante la última década mientras que IDC pronostica que los datos que generamos en los próximos tres años superarán ampliamente los de los últimos 30 años.
Todo esto eleva las expectativas de los clientes, se demandan respuestas rápidas, servicio personalizado e inteligente. Los datos, son justamente el alimento para que la inteligencia artificial mejore los modelos de atención. Los algoritmos de aprendizaje automático pueden analizar variables y mejorar el desempeño de los negocios, por ejemplo anticipando necesidades de los clientes.
Pero mirar las tecnologías aisladas no proporciona una ventaja significativa para alcanzar este escenario, la interrelación de las mismas con objetivos estratégicos y miradas alternativas es la clave. Para lograr estar a tono con las demandas de la Industria 4.0 las empresas necesitan migrar de un modelo transaccional a un modelo de relación, construido alrededor de servicios y experiencias que tienen a los datos como núcleo.
En este contexto el principal mensaje es que las empresas necesitan tener los datos ordenados, conocer al cliente y entender a qué necesidad responde la oferta, cuál es el ecosistema y cómo se podrían optimizar los flujos de información de la empresa para alinearse a ello. Antes de digitalizar, hay que organizar, este es el mandato de época para los negocios.
Julio Cesar Blanco – 30 de agosto del 2022